El cuerpo humano está formado por células, todos los órganos y tejidos se componen de ellas. Hay algunas que tienden a duplicarse y otras que, conforme el tiempo pasa, se dañan o simplemente mueren. Los óvulos son las células sexuales de las mujeres y también están expuestos a esta oxidación, es decir que, aquellos ovocitos que no son fertilizados están destinados a ser expulsados a través de la menstruación.
Con el paso del tiempo, los óvulos comienzan a tener errores en el proceso de división, en los óvulos y los espermas este proceso de división ocurre después de la fertilización, en la formación del embrión, a este proceso se le conoce como mitosis, que se refiere a la duplicación y división del material genético. Es decir, el número de cromosomas se duplica, llega a 92, para posteriormente dividirse y dar como resultado 46; 23 provenientes del padre y 23 de la madre.
El problema viene cuando los óvulos de edad avanzada no son capaces de llevar este proceso de manera correcta y a la hora de la mitosis hay cromosomas de más o menos, dando como resultados alteraciones genéticas.
Importancia de la edad materna
Es muy importante saber que las mujeres nacemos con un número determinado de óvulos, es decir, con el paso del tiempo estos se van perdiendo, al nacer tenemos alrededor de un millón, al alcanzar la pubertad se cuentan con cerca de 300 mil óvulos, en cada periodo menstrual se pierden 1 o 2 óvulos.
Los primeros óvulos que se pierden, sin duda, son los que cuentan con mejor calidad, por esta razón resulta mucho más sencillo embarazarse a edades más tempranas. Esto no significa que entre más joven sea mejor buscar el embarazo, sin embargo, los especialistas coinciden en que entre los 25 y los 35 años la mujer ha alcanzado su madurez por lo tanto, cuenta con las condiciones óptimas para esta etapa.
Después de los 35 años el cuerpo en general comienza el proceso de envejecimiento de manera más acelerada, si bien, los óvulos se venían perdiendo desde la niñez es a partir de esta edad cuando hay un decrecimiento en la pérdida de la fertilidad que tiene como origen la disminución de la calidad ovular.
La diferencia que existe con los varones es que la producción de espermas continúa durante toda su vida y aunque en edades más avanzadas se ha detectado una disminución de la fertilidad no es comparable con la del óvulo.
Debido a esto, después de que la mujer cumple 35 años y desea tener un embarazo, lo recomendable es que se someta a una serie de estudios para determinar que sus gametos se encuentren en óptimas condiciones y evitar que alguna alteración cromosómica pueda presentarse en el embrión. Esto puede conducir a la pérdida del embarazo o bien, al nacimiento de un bebé con alguna alteración genética.
Alteraciones genéticas
Entre las principales alteraciones genéticas podemos encontrar el Síndrome de Klinefelter, caracterizado por tener un cromosoma X extra en los varones, es decir, XXY, dando origen a problemas físicos como falta de vello facial, órganos sexuales de tamaño reducido e infertilidad. Por otro lado, el Síndrome de Turner afecta a las mujeres por la falta de parte de uno de los cromosomas X o de manera total, que imposibilita el desarrollo sexual y la reproducción. Otra de las alteraciones genéticas más comunes es el Síndrome de Down, puede presentarse tanto en mujeres como en hombres, aquí el par número 21 contiene un cromosoma extra, causando cambios físicos y retraso mental.
Este tipo de alteraciones en la cadena de cromosomas no únicamente tiene su origen en la edad, sin embargo, sí es uno de los factores principales. Por esta razón es muy importante que si deseas o estás embarazada a la edad que sea, agendes una cita con un especialista que pueda evaluar la salud de tu embarazo. En PROCREA contamos con un grupo completo y altamente capacitado de especialistas en Reproducción Asistida, de igual manera te ofrecemos el servicio de medicina materno fetal, encargado de verificar la salud de la madre y el feto.